Presenta tus Peticiones a Dios



 "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." Hebreos 4:16


La verdadera oración es un acercamiento del alma, por el Espíritu de Dios, al trono de Dios. No se trata de expresar palabras, ni de sentir deseos únicamente, sino que consiste en poner los deseos delante de Dios, en un acercamiento espiritual de nuestra naturaleza con el Señor nuestro Dios. La verdadera oración no es un simple ejercicio mental, ni una ejecución vocal, sino que es algo mucho más profundo que eso: es un intercambio espiritual con el Creador del cielo y la tierra.

Dios es un Espíritu invisible para el ojo mortal, y sólo es percibible por el hombre interior. Nuestro espíritu, engendrado por el Espíritu Santo en el momento de nuestra regeneración, discierne al Grandioso Espíritu, tiene comunión con Él, le presenta sus peticiones, y recibe respuestas Suyas de paz. Es un intercambio espiritual de principio a fin; y su meta y su objetivo no terminan en el hombre, sino que alcanzan al propio Dios. 

Para que se dé tal oración, se requiere de la obra del propio Espíritu Santo. Si la oración sólo fuese de los labios, necesitaríamos únicamente aire en nuestras fosas nasales para orar: si la oración sólo fuera de los deseos, muchos excelentes deseos son experimentados con facilidad, incluso por el hombre natural: pero cuando se trata del deseo espiritual, y de la comunión espiritual del espíritu del hombre con el Grandioso Espíritu, entonces el propio Espíritu Santo debe estar presente en todo momento, para ayudar a nuestra debilidad, y dar vida y poder, pues de lo contrario nunca podríamos presentar una oración verdadera.

El Poder de la Oración


El Poder de la Oración - ¿Cuán poderosa es?
El poder de la oración no debe ser subestimado. Santiago 5:16-18 declara, “...La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió en la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dió lluvia, y la tierra produjo su fruto.” Dios definitivamente escucha las oraciones, responde a las oraciones y se mueve en respuesta a las oraciones.

Jesús enseñó, “...porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá y se pasará; y nada os será imposible.” (Mateo 17:20). 2 Corintios 10:45 nos dice, “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” La Biblia nos urge “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.” (Efesios 6:18)
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